Tanto en la vida como en el deporte los entornos condicionan, ya sea de manera positiva o negativa, incidiendo así en el rendimiento de todos los que conforman dicha atmosfera.
Uno de mis objetivos como preparador físico es ayudar a crear un entorno de alto rendimiento; donde haya exigencia, conocimiento científico, compromiso, comunicación, trabajo en equipo, roles claros y buena energía; buscando así acercarnos a la mejor versión colectiva e individual de cada uno de los integrantes.
Cada 4 años se celebra una nueva copa del mundo y con ella vienen marcadas nuevas tendencias respecto al juego, sus reglas, tecnología y a las demandas fisiológicas.
Los metros recorridos en un partido de high speed running (+20 km/h) han aumentado un 30 % y los metros de sprint se han duplicado (+ 25 km/H) respecto a la década de los 2000.
La robustez y estructura de los futbolistas de primer nivel es indudablemente más sólida que la de generaciones anteriores.
Se estima que para el 2030 los futbolistas realicen más metros de sprint y HSR, y que sean más fuertes, como también los partidos tengan más ritmo.
Preparar a los futbolistas para las demandas actuales y futuras del futbol, dándole al entrenador la mayor cantidad de jugadores disponibles es el desafío principal del preparador físico en un cuerpo técnico.
Además de entrenar uno debe educar a sus deportistas
sin importar edad, experiencia o nombre, buscando así impactar en estos a nivel profesional, pero por sobre todo personal.
Los grupos humanos y la sociedad necesitan limites, pero también algo que cada vez abunda menos y es la empatía y energía,
y esta es el primer paso para poder construir y trascender
en el deporte y en la vida.
Importa mucho el conocimiento, pero también las habilidades blandas; trabajamos con personas no con robots.
La naturaleza del futbol ha cambiado en los últimos años, pasando a ser un deporte donde los esfuerzos explosivos son cada vez más repetidos por partido, en donde la estructura física de los protagonistas ha mutado para dar paso a jugadores con físicos más “fit” y con chasis robustos y fuertes.
Tanto para los esfuerzos explosivos, como también para poseer una estructura fuerte y adecuada que te permita competir frente a los mejores está claro que el sostén y las vigas de todo esto es el trabajo en gimnasio.
Si quiero ser potente primero debo ser fuerte y para ser fuerte primero debo pisar el gimnasio con asiduidad y constancia dominando los ejercicios básicos del mundo del hierro.
No se trata de hacer cosas extrañas, se trata de hacer bien lo básico.
Desarrollando buenos patrones de movimientos y niveles de fuerza además de ser más robustos y potentes estaremos disminuyendo notoriamente el riesgo de lesiones.
En base a mi experiencia y conocimiento científico, sumado al intercambio con colegas y deportistas puedo decir con propiedad que los deportistas con mayores niveles de fuerza tienen un riesgo lesivo menor en comparación a aquellos que le huyen al gimnasio.
Elaborar el traje a medida de cada futbolista es otro de los grandes targets del preparador físico, y para esto debemos trabajar en equipo con los diferentes departamentos de la institución donde nos encontremos para aplicar un screening individual y detectar así eslabones débiles.
Asimetrías, lesiones previas, edad, raza, hábitos, composición corporal y condición física forman parte del punto de partida para poder ayudar a los deportistas a aproximarse a su mejor versión.
Los calendarios deportivos actuales son cada vez más congestionados y voluminosos, haciendo así que un deportista promedio juegue entre 50 y 80 partidos por año (dependiendo de la liga y el nivel de competencia), sumando así muchas millas de viaje y estrés, quitando así ventanas de recuperación que se asocian a un mayor índice de lesiones.
Fusionar la individualización en la gestión de carga con cargas altas y bajas favoreciendo el tapering para arribar bien a la competencia, en conjunto al trabajo en equipo con el área de nutrición y servicios médicos es vital para poder instaurar protocolos de recuperación que nos ayuden a acelerar dichos procesos
Que un deportista llegue a un primer equipo no significa que esté preparado para competir ya que muchas veces la edad cronológica no va de la mano de la edad biológica, o en ese camino de formación algunas habilidades no han podido ser estimuladas como deben por cuestiones multifactoriales.
Respetar los procesos de entrenamiento y ventanas de oportunidad de los deportistas jóvenes es un requisito básico y esencial en el desarrollo de estos, para así poder tener una formación integral a nivel físico, técnico, táctico y mental, sirviendo así tanto para el deporte como para la vida.